EL NAZARENO Y LA REDENCIÓN

Amanecía la ciudad de Huércal Overa entre la ilusión de vivir un día grande junto a su Nazareno, y las dudas y el temor de que la lluvia lo truncase.

De ese mismo modo, desde Sevilla partía en dirección a la localidad almeriense nuestra formación, ansiosos por disfrutar detrás del paso del Nazareno y temerosos de que todo se fuese al traste por la climatología. Y así fue, la lluvia, tan necesaria en aquella zona del Levante de Almería, cayó sin cesar durante toda la jornada, acabando así con la ilusión y el trabajo que tanto por parte de la hermandad del Paso Morado y la banda de la Redención se habían dispuesto para tal efemérides, nada más y nada menos que el 275 aniversario de la llegada del Nazareno, del insigne escultor murciano Francisco Salzillo y Alcaraz.

Todo estaba listo. La portentosa imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, el paso, que estrenaba para la ocasión respiraderos nuevos del taller de los Hermanos Caballero, logrando un conjunto sublime. Se habían engalanado calles, las distintas hermandades se habían preparado con altares efímeros esperando el paso del Nazareno. Especialmente triste que no pudiera llegar a la Residencia de Mayores, donde con tanta ilusión se le esperaba. Un repertorio muy cuidado y cargado de significado en la elección de cada marcha. Tantos detalles. No pudo ser.

Sobre las 5 de la tarde aproximadamente llegaba la esperada y no por ello menos triste noticia. El Nazareno de Huércal no saldría a bendecir las calles de su pueblo. Difícil pero acertada decisión de su Junta de Gobierno, que tras el trago amargo de suspender la salida, preparó un programa alternativo.

Y es que los huercalenses no iban a quedarse sin su Nazareno ni sin la música de la Redención. Así pues, a la hora prevista para la salida del Señor, la Iglesia de la Asunción, se llenaba de gente ansiosa de cuando menos, disfrutar desde dentro de lo que pudo haber sido en la calle. Tras el emocionado discurso del Hermano Mayor, se hizo entrega de un cuadro con la efigie del Señor a nuestros directores, encabezados y representados por nuestro banderín.

Suena el llamador, el Nazareno comienza a caminar, se oye el rachear de sus costaleros, y al fin, suena nuestra música. El “Himno Eucarístico", conocido canto litúrgico, acompaña el paso del Nazareno hasta la calle central del templo. Avanza el paso mientras la emoción de muchos presentes se hace patente. Tras acabar la primera marcha y sin solución de continuidad, empieza a sonar el tambor destemplado de “Bajo la luz de tu mirada", de Emilio Muñoz Serna. Que decir de esta marcha tan nuestra. Camina el Señor con nuestra música, lágrimas, emociones y muchos aplausos que reconocen el buen hacer de banda y costaleros.

Relevo de costaleros y hora de volver hacia atrás. “Rocío del Cielo", como si la Iglesia de la Asunción, fuese en ese momento nuestra Iglesia de Santiago. Y para todos aquellos que miraban desde arriba, que fueron historia de estos 275 años, sonó “Una saeta desde el cielo" de Mena Hervás. Que mejor homenaje para los que se fueron que la música. “Redención” aquella marcha que se compusiera para nuestro 30 aniversario ponía el broche de oro al acto organizado en el interior del templo.

Quedaba el paso del Señor arriado con los ecos aún de nuestra música. Ovación atronadora que nos hizo sentir el calor de tanta gente, tanto de Huércal Overa, como venidos de localidades e incluso provincias limítrofes como Murcia, Granada o Alicante.

Tras este íntimo y emotivo acto, se preparó un concierto en el Teatro Villa de Huércal. Allí, los compañeros de la banda de cornetas y tambores Nuestra Señora del Carmen de Almería, que eran los encargados de abrir el cortejo en la cruz de guía, daban comienzo al concierto, que como alternativa se había preparado. Magníficos los sones de la banda almeriense, que hizo disfrutar a los allí presentes.

Acabada su actuación, nos situamos en el escenario del teatro, presidido por la imagen de Jesús Nazareno. El sonido de los tambores, rompe la relativa calma, que se tornó en aplausos al abrirse el telón. Suena el ordinario y suena “Llega la Redención”, porque aunque no fuese como todos deseábamos, Huércal sintió con la Redención.

Con “Entrando en Jerusalén” comenzaba el concierto. Marcha que nos evocaba al recuerdo aún cercano de la Magna “Camino de la Gloria", en la que recientemente participamos en Málaga y que tanto ha calado en la banda. Le seguía “Madrugá Gitana", que con el andar del Señor de la Salud de Los Gitanos presente, nos hacía imaginar el paso del Nazareno de Huércal caminando por sus calles. Con la marcha “Domingo de Dios", volvíamos a recordar la Magna de Málaga, y a la Hermandad de la Pollinica, ya que Emilio Muñoz, compusiera esta marcha en su día para el transcurrir del Señor en su Sagrada Entrada en Jerusalén por las calles de la ciudad malacitana. Marcha que sin duda ha dejado un gran sabor de boca cada vez que se ha interpretado.

Seguíamos con “Circulo de Pasión” , donde quisimos plasmar tanto la pasión de todo un pueblo por su Nazareno, como la nuestra en cada nota que interpretamos aquella tarde. La ovación que siguió a la marcha da fe de que se consiguió. Al fin y al cabo, la pasión por el Señor no entiende de fronteras.

Y llegamos a los momentos más emotivos del concierto, suena “Padre”. Cuantos recuerdos vendrían a la memoria de hijos que han seguido el legado que sus padres les inculcaron por el Nazareno. Cuantos padres, que seguro desde arriba, ven hoy como ese legado, está en buenas manos. ¿Quién no se acordó en ese momento de su padre?. Que herencia más bonita.Con “Una saeta desde el cielo" se rendía homenaje a cuantos formaron parte de la historia del Nazareno durante tantos años de devoción. A los que sembraron la semilla y forjaron el amor por el Señor, que tanto y tanto ha calado. Quizás la lluvia que caía ese día, fuesen las lágrimas de tantos y tantos que desde el balcón del cielo no pudieron contener la emoción de ver y sentir como quiere Huércal al Nazareno. Nuestra música como homenaje, vaya por todos ellos.

Fuera de programa y a petición del público que tantas ganas tenía de disfrutar de nuestra música, se interpretó “Eterno Redentor”, no podía faltar un guiño a nuestro Lunes Santo, nuestra Calle Santiago y nuestro Señor de la Redención. La ovación era atronadora, palmas y vítores y tantas y tantas muestras de agradecimiento. Se cerraba el telón y parecía que todo acababa.

Pero volvía a abrirse con la fuerza de “Rosario" de los Hermanos Jiménez Cabeza, volvía a hacer que el público que empezaba a abandonar el teatro se volviese y nos regalara una vez más una ovación. Ojalá hubiésemos podido regalarles ese día mucha más música. El “Himno Nacional" cerraba esta vez sí, el concierto.

No fue como esperábamos, pero así lo quiso el tiempo. Algún día, quien sabe, nuestros caminos vuelvan a encontrarse y el Nazareno del Paso Morado, recorra las calles de Huércal Overa con los sones de la Redención tras Él. Desde ese día, un pedacito del corazón de la Redención, se queda en Huércal. Y un trocito del Nazareno, irá siempre con nosotros.

¡Gracias Huércal!¡Gracias Paso Morado! Gracias por hacernos sentir como en casa, por tanto cariño, respeto y tantas muestras de agradecimiento, imposibles de agradecer solo con palabras. Algún día esperamos volver y devolveros con nuestra música tanto cariño.

Por otros 275 años de amor por el Nazareno. Que así sea.

 

#LaMúsicadelaRedención

 

Antonio José Nortes Romera.

Fotografías: Samuel López